Murcia Monumental: Recorrido histórico por el corazón de la ciudad
Murcia capital ofrece una experiencia arquitectónica y cultural única, donde conviven estilos gótico, renacentista, barroco y modernista. Este itinerario comienza en el entorno universitario y culmina en el corazón espiritual de la ciudad: la Catedral.
La visita comienza en una zona donde la historia universitaria y religiosa se entrelazan. En el Paseo Menéndez Pelayo, se alza la imponente fachada neoclásica de la Facultad de Filosofía y Letras, construida en 1915. Junto a ella, el antiguo Colegio de los Hermanos Maristas, reformado en 1935 para albergar la Facultad de Derecho, conserva el Claustro de los Mercedarios, un conjunto del siglo XVI que sorprende por la delicadeza de sus arcos y los escudos esculpidos de la Orden. En la calle Santo Cristo, la Iglesia Conventual de la Merced completa este conjunto patrimonial. Su portada barroca, conocida como la de la Virgen del Cuello Torcido, se remonta al siglo XVIII, aunque el templo en sí hunde sus raíces en tiempos de Alfonso X el Sabio, tras la conquista de Murcia en 1243.
Plaza de Santo Domingo: punto de encuentro entre comercio y tradición
Descendiendo por la calle de la Merced se llega a la Plaza de Santo Domingo, antigua plaza del mercado y hoy espacio vibrante donde destaca un ficus bicentenario, cuya copa alcanza las azoteas de los edificios vecinos. Al fondo, se contemplan las fachadas posteriores de la Iglesia de Santo Domingo y el Palacio de los Almodóvar, conectados por el estrecho Arco de Santo Domingo, que da nombre a la calle adyacente.
Girando por esa calle se llega a la entrada principal de la iglesia y al Teatro Romea, uno de los grandes símbolos culturales de la ciudad. Inaugurado en el siglo XIX y reconstruido tras dos incendios, el edificio guarda una leyenda que impone dejar siempre un asiento vacío en cada función, cumpliendo la profecía de un dominico que predijo un tercer incendio con el teatro lleno.
Calle Trapería y el Casino de Murcia: elegancia burguesa
La calle Trapería, eje comercial por excelencia, guía al viajero en dirección a la catedral. Entre escaparates y cafés, surge la entrada monumental del Casino de Murcia, edificio que fue centro social de la burguesía murciana de los siglos XIX y XX. Su acceso principal, decorado en estilo neoárabe por Manuel Castaño en 1900, evoca las influencias historicistas propias de la arquitectura de la época.
Catedral de Murcia: espiritualidad, arte y evolución arquitectónica
Al final de la calle emerge la Catedral de Santa María, cuya construcción comenzó en 1394. Su estructura refleja la evolución del arte desde el gótico al barroco. La Torre de la Catedral, rematada en el siglo XIX, está formada por tramos de distintos estilos arquitectónicos, revelando sus fases constructivas. En su lateral sobresale la Capilla de los Vélez, un prodigio escultórico rodeado por una cadena tallada en piedra.
La fachada principal, visible desde la Plaza del Cardenal Belluga, fue rediseñada en el siglo XVIII por Jaime Bort tras el deterioro de la original debido a inundaciones y terremotos. En la parte superior estuvo una cruz que cayó durante uno de estos eventos sísmicos.
Plaza del Cardenal Belluga: entre lo barroco y lo moderno
La plaza acoge tres elementos esenciales del urbanismo murciano: la Catedral, el Palacio Episcopal y el moderno edificio del Ayuntamiento, diseñado por Rafael Moneo, que sorprende por su elegante contraste con el entorno histórico. Este espacio se convierte en el núcleo donde confluyen tradición religiosa, poder civil y diseño contemporáneo.
Recomendación gastronómica: sabor local en la repostería murciana
De regreso a la Plaza de Santo Domingo, el paseo culmina con una parada dulce en una pastelería tradicional, donde es posible adquirir los típicos crespillos murcianos, elaborados con hojas de limonero rebozadas, en versiones dulces y saladas. Un pequeño placer que pone el broche perfecto a una ruta cargada de historia, arquitectura y sabor local.